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Ha sido bautizada como la Capilla Sixtina de la prehistoria. La cueva de Altamira supone una mirada hacia nuestros antepasados. Desde hace más de 35.000 años, y hasta hace 13.000, sirvió para la expresión del pensamiento de los grupos de cazadores recolectores del paleolítico.
Bisontes y ciervos pueden contemplarse en los techos de la cueva, en algunos casos aprovechando formas geométricas de la roca. Se trata de figuras realizadas en diferentes épocas y con gran precisión en las que se emplearon materiales como el carbón y la arcilla.
Aunque está cerrada al público desde hace años para la prevenir su deterioro, debido a su fragilidad, en los últimos dos se ha permitido el acceso a grupos reducidos de no más de cinco persona. En la actualidad, se realiza un estudio para determinar si sería viable su reapertura.
No obstante, la alternativa para conocerla es la neocueva, situada en el museo de Altamira, una reproducción exacta que permite admirar la belleza de las pinturas. El museo muestra, además, la vida del hombre hace miles años .

la cueva de Altamira en 1879 y su imagen
se muestra en el museo
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