VdC: El secreto mejor guardado de los últimos 80 años, la receta de la tortilla picante del Norte
- El Bar Norte de A Rúa: la receta de su tortilla picante, el secreto mejor guardado de los últimos 80 años que inventó «la señora Benita»
Lorenzo Rodríguez Ortega, natural de Zalamea Real (Huelva) y Joaquina Gómez Trincado, de A Rúa Vella, han regentado el Bar Norte de A Rúa, situado en la calle Doctor Vila, desde hace 38 años, concretamente desde el 1 de septiembre de 1978. Este matrimonio ha pasado el testigo del negocio a su hijo Suso Rodríguez quien mantiene viva la esencia de este bar mítico con ayuda de sus padres.
El sello distintivo de este establecimiento, el más veterano de A Rúa pues funciona desde hace 80 años, es su tortilla picante. Su receta es el secreto mejor guardado de su historia y se ha conservado intacta desde el primer día que vio la luz. Y es que esta peculiar tortilla picante va ligada a la propia existencia y nacimiento del bar Norte.
Lorenzo Rodríguez explica que el primer dueño del Bar Norte fue Álvaro Vila, un vecino del municipio. Y fue su mujer, Benita, la creadora de la tortilla picante. Recuerda que «la receta la inventó la señora Benita y ya quedó como emblema de la casa. La receta se la enseñó después a Paco y Lela, que fueron los segundos dueños del bar durante seis años. Y Paco y Lela nos la transmitieron a nosotros, cuando asumimos el bar en 1978″.
La fama de esta tortilla picante traspasó las fronteras de Valdeorras, y conquistó varias generaciones, siendo todo un referente en A Rúa, hasta el punto que, en verano, acuden personas foráneas y vecinos que residen fuera «para degustarla y llevarse tortillas para sus ciudades. Se hacen dos cada día, cantidad que se multiplica durante el verano», expone Lorenzo Rodríguez.
Este vecino andaluz, pero hijo adoptivo de A Rúa desde los 12 años, tiempo desde el que reside en la localidad (hoy ya está jubilado) relata que en los primeros tiempos del bar, en su juventud, cuando él era cliente del mismo, «lo que era muy típico eran los chatitos de moriles (vino fino) y pinchos. Recuerdo una mesa en la esquina del bar, con una báscula en medio, que era muy curiosa pues tenía junto a ella embutidos, quesos y de todo. Pedías unos gramos de lo que quisieras, queso, por ejemplo, lo pesaban, y acompañado de un chatito. Cuando yo era joven veníamos aquí a tomar la tortilla picante y luego salíamos con la boca abierta pues la Benita le cargaba mucho picante», explica con muy buen humor.
El Bar Norte ha sido testigo de los tiempos en los que el tren formaba parte indisoluble de la vida de sus habitantes y de la evolución de los hábitos. «El paso a la
Estación del Tren era por la calle Doctor Vila, no había otro acceso y paraba mucha a gente».
Cuenta como anécdota que siempre le decía al primer dueño del bar: «Señor Álvaro si yo tengo que estar aquí 36 años (el tiempo que tuvo él el bar) a mí me da algo, sería imposible, y mira ya le he ganado» (pues su familia lleva ya 38 al frente).
Antes que bar, «el Norte», fue sede «de unas dependencias policiales» hace casi un siglo. Lorenzo Rodríguez valora muy positivamente que «siempre trabajé muy a gusto. La clientela es como si fuese de la familia, siempre conocidos, cuya tradición de venir al bar ha ido pasando de generación en generación. Vienen los abuelos, los nietos,…». Y es que este negocio también ha sido testigo de la historia y evolución de los hábitos de A Rúa. «Antiguamente, por ejemplo, se bebía mucho más vino y coñac. Ahora, se bebe cerveza. Todo se ha ido transformando».
El pasado verano, el bar Norte estrenó remodelación de las instalaciones coincidiendo con el relevo generacional al frente del negocio por parte de su hijo, Suso Rodríguez. Eso sí, sin perder la identidad del establecimiento, conservando sus fotos antiguas de vecinos, paisajes y equipos de fútbol así como panorámicas de la localidad y entremezclado nuevos elementos en los que la música (a la que también se dedica Suso Rodríguez) ocupa un destacado lugar. En esta reforma, ejecutada por el artista Lilí, se realizó una nueva sala que antes no existía, sobre el antiguo almacén.
El Bar Norte permanece y lo hace fundiendo presente y pasado.