Una montaña en el Tíbet

Roberto Carlos Mirás Mirás

Roberto Carlos Mirás Mirás

“Actúa sin actuar, ocúpate en no ocuparte en nada, saborea lo que no tiene sabor. Tanto en lo grande como en lo pequeño, cuando se tiene todo por fácil, por fuerza se encuentra todo difícil. De ahí que el sabio tenga todo por difícil y así nunca tropieza con dificultades” (Lao zi)

 

 

Estas palabras “A dios Tíbet, a dios” podrían haber sido pronunciadas por el último de los grandes aventureros, Heinrich Harrer, conocido por su libro, Siete años en el Tíbet que lo han convertido en toda una leyenda. Según las últimas cifras se han vendido unos cuatro millones de ejemplares en todo el mundo y ese ha sido el motivo por el cual el actor, Brad Pitt hizo de protagonista en una película basada en el mismo.
Desde 1996, Iñaki Preciado Idoeta ha ido continuamente al país de las Nieves. “Fue entonces cuando subí por primera vez al ‘pequeño’ Tíbet. Y digo subir más que por la altura, por las dificultades que ese viaje con lleva” Doctor en Filosofía, tibetólogo y pionero de la actual sinología española. Después de trabajar tres años en la China de Mao Zedong, regreso a España, donde en 1976 comenzó su labor de traducción de las obras más relevantes de aquel país. En 1983 inicio sus estudios de lengua y cultura tibetana y en 1994 público la primera versión directa al castellano de una obra tibetana, “La vida de Milarepa” (Anagrama) Actualmente reeditada por Miraguano.  “Milarepa es uno de los grandes ascetas, de los grandes personajes de la mística tibetana. Tengo un gran interés por la conversión de ahí que me haya interesado este personaje. A modo de ejemplo podemos citar la famosa conversión de Saulo en Pablo de Tarso y tantos otros” Selección de poesías de Du Fu, Antología de poesía china, Svástica. Religión y magia en el Tíbet y Antología de narrativa tibetana.  Entre otras obras.
DSCN1174

FRUTO DE SUS VIAJES

Y fruto de sus viajes ha sido, “En el país de las nieves” (Martínez Roca) “El Tíbet es un lugar mágico, y lo digo y repito aunque pueda parecer un tópico. Pero esas mágicas vibraciones, ese magnetismo que te penetra no se alcanza en Lhasa. En este libro hablo de algunos – no todos los viajes por el Gran Tíbet, que comprende tanto la denominada Región Autónoma del Tíbet, como las regiones habitadas por los tibetanos de las provincias chinas de Sicuani, Qinghai, Yunnan y Gansu, abarcan estos viajes un período de unos cuatros años.” Pero ya antes había publicado otros títulos que forman parte de muchas bibliotecas y son motivo de estudio, “Las enseñanzas de Lao Zi” Barcelona (Editorial Kairos) o “Historias mágicas del Tíbet” Colección de los malos tiempos, editorial Miraguano y en la misma editorial publica: “A diós, Tíbet, Adiós” Un libro en donde su autor dice “adiós” desde la amargura del exilio a los que considera su tierra y su pueblo. Un relato recalca una y otra vez construido sobre experiencias personales donde se narran en ocasiones incluso en clave de humor peregrinas aventuras y desventuras que fluyen y de repente se fijan. Se puede viajar de dos formas, con un guía o simplemente conociendo el lugar y yendo de un lugar a otro del mismo. Así ha viajado nuestro protagonista.

AdiosTibet

“Ya estás en el Tíbet. Ahora el problema es como seguir. No hay autobús, pero al experto trotamundos le basta subirse a un camión y cruzar los dedos para que no le pillen en un control. En cuanto a lo que el hombre propone. Luego está lo que el tiempo dispone. Y a veces dispone que durante días no haya manera de viajar, al estar cortada la carretera por la nieve o por las aguas” A lo que añade:   “El mal de altura me llevo al hospital en cuatro ocasiones. La primera de ellas atisbé el placentero transito mientras se contemplaba el profundo azul del cielo tibetano contra el que se recortan los perfilados contornos de las verdes montañas de Lhasa. Un año antes, me contaron, en el mismo hospital, una anciana belga se había ido, feliz. ‘Morir en el Tíbet, ¿dónde mejor?’ Fueron sus últimas palabras”. El autor angustiado testigo de la agonía de este pueblo tibetano  .. Denuncia en su último trabajo lo que sucede en el mismo. De cómo el oro de Pekín está consiguiendo en pocos años lo que no había logrado la represión ideológica y militar practicada durante las primeras cinco décadas de ocupación china… Hubo un instante en que muchos tibetanos dado el cariz que está tomando la situación se inmolaron— dijeron aquí estamos. Cuando actualmente estamos rodeados de noticias sobre el mundo árabe y salen un montón de libros muy importantes sobre dicho asunto. Tenemos que acordarnos de un pueblo que desde hace muchos años lleva sufriendo en sus carnes lo que ha sido la ignorancia y el olvido. Se dan cursos de yoga tibetano o se cantan mantras, pero la situación política existente, las inmolaciones no salen en ningún medio de comunicación, tanto a nivel internacional como nacional. En un mundo global lleno de tecnología, computadores y que tan solo damos a una tecla y salen todos nuestros datos nos olvidamos del ser humano parece querer decirnos este autor. Una cultura, un pueblo, unos habitantes…

MORIR ES VOLVER A NACER

En el año 2008, la población tibetana apenas alcanzaba los seis millones de habitantes, mientras la china sobrepasaba ya los ocho millones y más de un millón de tibetanos han sido víctimas de la locura genocida del régimen comunista de Pekín. Un estudio realizado por Amnistía Internacional afirma que el 70% de los reclusos ha muerto debido a las palizas, al hambre y a los trabajos forzados. Muchos de ellos han muerto por las quemaduras. Hasta ahora las inmolaciones se habían producido en este pueblo seguidor de las enseñanzas budistas, pero de un tiempo a esta parte se han sucedido también en países como Nepal e India, que acoge la mayor comunidad tibetana en el exilio. Los tibetanos creen que ciertos monjes iluminados pueden elegir después de su muerte el lugar exacto donde desean nacer de nuevo. Guese Tenzin Gyatso, el actual Dalai Lama, es uno de ellos “Cuando yo muera mi cuerpo quedará ahí. Lo importante es donde va la conciencia” El budismo llegó al Tíbet hacia el año 650. Sin embargo, las autoridades chinas lo consideran parte de su territorio desde hace siglos por uniones dinásticas y conquistas en la época imperial. Los tibetanos son una minoría en su propio país. La cifra de exiliados sobrepasa las cien mil personas y las cárceles chinas están llenas de presos tibetanos.

 

Para saber más:

– Adiós, Tíbet, Adiós. La agonía del pueblo tibetano. Iñaki Preciado Idoeta (Miraguano) 

– Casa del Tíbet en Barcelona: www.casadeltibetbcn.org 

– El corazón del mundo. Ian Baker. Editorial La liebre de Marzo 2006.

– El Budismo. Una perspectiva histórico –filosófica. Miguel Rodríguez de Peñaranda.

 

También te podría gustar...