Un perro muerde a una cartera en Oval
Una cartera fue mordida por un perro cuando repartía cartas en Oval (Rubiá).
El can se lanzó sobre su pierna, tuvo que recibir atención médica y no descartar denunciar ante la Guardia Civil si el animal sigue suelto por las calles del pueblo
Una empleada de Correos, adscrita a la Oficina de O Barco de Valdeorras, fue atacada por un perro cuando repartía cartas en Oval, pequeña localidad del municipio de Rubiá. Los hechos ocurrieron cuando se disponía a depositar las cartas en buzón, situado en el exterior de la casa. El perro, que estaba suelto, se lanzó sobre su pierna, mordiéndole. Tuvo que recibir asistencia sanitaria por la mordedura y aunque la lesión no fue grave, ahora dice que “me siento indefensa, tengo miedo a que vuelva a suceder”.
La cartera tuvo que ser socorrida por una vecina de la localidad y no descarta presentar una denuncia ante la Guardia Civil si vuelve a toparse con el perro. “Tiene dueño, no es un perro abandonado, y ya mordió a dos personas más, según me comentaron los vecinos del pueblo”, explica la afectada, que prefiere que su nombre quede en el anonimato.
La mujer dio parte al Ayuntamiento de Rubiá, cuyo alcalde, Elías Rodríguez, le detalló que se pondrá en contacto con los vecinos de Oval y el dueño del perro para advertirles que mantengan los animales atados. “No era una raza peligrosa, era un perro normal. Se lanzó sobre mí, de repente. Aún tengo el susto en el cuerpo. Y ahora voy a repartir las cartas con miedo, pensando en que me van a atacar”, explica la cartera, que afirma que “no denuncié por no causar un daño al propietario, pero está claro que yo tengo que repartir en Oval todos los días y si me vuelve a pasar, o veo el perro suelto, denunciaré ante la Guardia Civil”. Y es que el perro que la atacó ya lo había intentado otra vez, si bien en aquella ocasión no lo consiguió puesto que el can estaba dentro de la casa.
El caso de esta empleada de Correos vuelve a poner sobre la mesa como los propietarios de perros burlan las normativas municipales que obligan a tenerlos en sus casas, nunca sueltos, y, en el caso de razas peligrosas, siempre con correa y bozal.
Es muy frecuente llegar a los pueblos y toparse con perros sueltos además de escuchar la frase típica del amo: “no hace nada”, un comentario que esta cartera ha oído cientos de veces. En este caso, ni siquiera vio la cara del propietario: “No estaba en su domicilio y el perro estaba suelto. Así que ni siquiera pude hablar con él, pero si persiste en dejar el perro suelto denunciaré”.