Son igual de maravillosos en todas partes. Todo lo que hagamos por ellos siempre será poco
- Los niños… igual de maravillosos en todas partes
Los niños, esos chavalines que tienen cuatro, siete o doce años son igual de maravillosos en todas partes y da lo mismo donde estés que actuarán de la misma forma, de la mis manera.
Todos son clavaditos, como los que conocí en Dubai, cuando junto con el fotógrafo Antonio Amboade presentamos la exposición En tu línea para los siete Emiratos Árabes; con los que hablé en Monterrey (México); los galleguiños que veo todos los días o los que conocí recientemente en Palencia, para los cuales la Diputación Provincial y el Ayuntamiento es un ejemplo a seguir por las innumerables y atractivas actividades que organizan para ellos.
Te presentan uno, y como tenga cinco o seis años se quedará impresionado cuando alguien le diga que eres escritor, porque para ellos como que las letras aparecen así porque sí en los libros. Y es normal, ellos abren uno, y allí están letras, las palabras, ¡¡ cómo no van a estar !!. Qué va a haber ¿chipirones, gambas, quizás pimientos del piquillo?; pues no, letras.
Y si hablas con uno de cuatro años y le preguntas si antes de nacer ya sabía caminar… mirándote con sus ojillos que están como en otro mundo, y bajando la cabeza, te dirá que sí; vamos que el pequeñajo salía todas los días del vientre materno y se pegaban unas maratones del copón. Y lo mismo corría que nadaba o que ya saltaba con pértiga o hacia surf. Ellos dicen «sí», «no», «papá», «mamá»… para qué quieren saber más….
Y si son ya mayorcitos, de ocho o nueve, te mirarán en plan «a ver este tío de qué va» y, cuando les das confianza, lo mismo te cuentan un chiste, te invitan a jugar (porque te consideran su colega) o desean que te vayas porque eres un plasta.
Los niños tienen eso: una sinceridad abrumadora, una naturalidad y espontaneidad envidiable y si se empatan contigo se empatan, y si no… que venga otro «pero no como este»; bueno, «pero no como este» no suelen decir, más bien dicen «¡¡ Ja !!», que es más claro y hasta lo entienden en el sureste africano.
Yo os lo juro que a algunos de mi edad los metía nada más nacer en una incubadora tamaño XXXL y que no salieran de allí en toda su vida: todo son dramas. Que si esto, que si lo otro, que si aquello… y ya no hablemos del tema de la salud… que me duele aquí, que si la cervicales, que si el brazo, que si la espalda… de verdad que a veces te encuentras con alguno que te da ganas de decirle que lo invitas a un poleo y ponerle polonio 128 es poco. Unas ganas de que desaparezca o hacerlo desaparecer… que bonita es la magia ¿verdad?
Tratar con niños es lo mejor que uno puede hacer; aprendes, te ríes, te llenan de alegría, disfrutas de su sano surrealismo y ves en ellos, en sus ojos, la ilusión, el futuro. Por eso, todo, absolutamente todo lo que hagamos por ellos siempre será poco. Siempre pero siempre, un fuerte abrazo colegas.