Respirar
Algo huele a podrido en Dinamarca. Lo peor de todo es que alguien se ha atrevido a abrir la puerta del frigorífico y, a pesar del frío, el olor ha invadido todo el palacio.
¿Serán los pepinos? ¿Serán los tomates? ¿Será que han abierto el tupper donde tienes tu alma guardada desde hace años?
Da igual; no lo sabes y tampoco te interesa. Lo que sí sabes es que, con alma o sin ella, por tu pasado, te mereces lo mejor. Porque sí. Porque pobrecita. Porque te debates continuamente entre salir o esconderte de tu refugio, donde tienes todas tus armas – y, joder, eso de cuestionarse las cosas es un esfuerzo sobrehumano que tú no tienes porqué hacer, porque la sociedad en general no es así de pensar tanto.
No hay tiempo para cuestionarse nada. Hay mil cosas que hacer. Hay un mundo que conquistar. Hay que trabajar para conquistarlo. Cueste lo que cueste. Con el tiempo, aprendes a sonreír por todo y a decir, mecánicamente, lo que la gente quiere escuchar. Aunque no estés de acuerdo ni con la primera sílaba. Defiéndelo y muere por ello, porque alguna puerta abrirá. No te preocupes si se convierte en una rutina – hay gente que mata y roba, y eso es mucho peor.
Quéjate. Quéjate sin pausa y sin miramientos – eso, mejor fuera que dentro. También puedes aprovechar y culpar de tus miedos a otras personas, merece la pena la experiencia. Sin mirar o pensar qué miedos puede tener esa persona (recuerda que tendrás la cabeza muy ocupada pensando en otras cosas más importantes que poder hacer daño a la gente). Criticar también viene en el pack y ayuda mucho a mostrar la belleza de tu interior. Nunca olvides las tres ‘C’: Carga, culpa, critica.
Trabaja la independencia desde el orgullo, que no hay nada mejor en este mundo que eso. Pinta el nombre de unos valores en un muro, ponte detrás y ve picando poco a poco (aunque el trabajo, realmente, se hace solo si sigues los pasos que has podido leer arriba). Lo importante es que se vea lo increíblemente guay que eres por fuera, aunque no lo seas por dentro.
Y, ¿la gente? No importa. La gente te va a defraudar continuamente. Lo merezcas o no (perdón, tu nunca lo mereces). Cuando ocurra, vete. No te costará mucho esfuerzo, el orgullo te ayudará a pegar el portazo.
Llegará un día en el que veas que no queda nadie alrededor tuyo. O quedarán, pero notarás, al igual que lo nota la gente contigo, que no los mueve el corazón, si no el compromiso. Ese día te darás cuenta de que lo has hecho todo de puta madre. Y si no lo tienes claro, siempre puedes gritar como si te estuvieras cayendo por un pozo, pedir ayuda para que te arreglen sin que tengas que mover un dedo.
Todo irá como la seda hasta que alguien se atreva a pinchar y rascar. El olor empezará a hacerse más fuerte. Podrás taparte los ojos para no ver que estás podrida.
Podrás taparte la nariz para no oler, pero eso conlleva no respirar. Y quien no respira, muere.
Alba Novoa
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