Qué tener en cuenta al contratar un producto de ahorro
Todos pensamos en el futuro y más en la situación actual de crisis económica. Por este motivo la gran mayoría de los ciudadanos quiere conseguir un colchón de ahorros que le permita sobrevivir un tiempo en el caso de que su economía doméstica se vea fuertemente dañada, como sería el hecho de quedarse sin trabajo. Otros piensan más en el largo plazo y de que cuando alcancen la jubilación, la pensión que van a recibir no les va a llegar a nada. Estos piensan ya en ahorrar con una finalidad determinada a largo plazo.
Muchos pueden ser los motivos o fines por los que se quiere tener un capital ahorrado a largo plazo, con lo cual vamos a ver qué puntos hay que tener en cuenta para escoger el producto de ahorro que más nos convenga.
¿Ahorro con un fin o sin él?
Unos padres pueden ir ahorrando dinero pensando en los estudios de algún hijo o hija, en cambiar el coche, en realizar reformas en el hogar,…., o en conseguir un complemento a la pensión pública que van a recibir cuando se jubilen. Todos estos objetivos tienen un factor en común como es el hecho de que tienen una finalidad que es la que va a marcar el plazo máximo de tiempo que tendrá el producto de ahorro escogido.
Lógicamente no contratamos un plan de pensiones si lo que queremos es ahorrar para los estudios universitarios de un hijo. Igualmente, si estamos convencidos de que debemos de ahorrar cara a la jubilación, podemos ir contratando sucesivamente depósitos bancarios hasta que nos jubilemos, pero no sería ni lo más beneficioso ni lo más habitual.
Por lo tanto, debemos de analizar primeramente si tenemos un objetivo para nuestros ahorros en el horizonte temporal o no. Ello condicionará el producto que debemos de escoger.
Los depósitos bancarios garantizados a 3-5 años son ideales si quieres cambiar de coche o reformas en el hogar. Un plan de ahorro es preferible si planificas a medo plazo pagar los estudios universitarios de los hijos. Un PIAS o un plan de pensiones son los productos idóneos para planificar la jubilación.
¿Cuál es mi situación personal/profesional?
Aunque hoy por hoy el tener trabajo no quiere decir que el próximo mes lo tengas, sí que somos conscientes de qué posibilidades hay de quedarnos sin ingresos mensuales. Si nuestro entorno indica que tenemos posibilidades de ‘caer en el paro’, por más que nos duela no podremos pensar en productos de ahorro a largo plazo encaminados a planificar la jubilación.
Deberemos de pensar más en productos de ahorro con mayor liquidez, aunque ello implique el tener que asumir alguna comisión en caso de tener que cancelarlos antes del plazo inicialmente pactado.
Sin duda los depósitos bancarios o los fondos de inversión son los productos de ahorro a largo plazo que mayor liquidez nos pueden ofrecer en cualquier momento. No hablamos ni de las comisiones por la cancelación anticipada ni que el capital inicial esté o no garantizado si se cancelan de forma anticipada. Nos limitamos a ver qué productos nos pueden devolver los ahorros lo antes posible por si nos hiciese falta.
Si tenemos un futuro laboral estable, podemos optar por planificar nuestros productos de ahorro a largo plazo de diferente forma. En ese caso recomendamos repartir los huevos y no dejarlos en la misma cesta. Una combinación de un seguro de vida-ahorro con un plan de pensiones, se nos antoja una buena combinación para canalizar nuestro ahorro a largo plazo.
Penalizaciones y comisiones
El tercer factor a analizar es el coste, en términos de penalizaciones y comisiones, que nos cobrarían las diferentes entidades en el caso de que necesitásemos cancelar antes del plazo pactado nuestro producto de ahorro.
Siempre deberíamos de intentar contratar productos de ahorro que no penalizan la cancelación anticipada, pero no suelen abundar. En caso de que haya penalización, intentaremos contratar productos que solo penalicen en la rentabilidad y que no afecten al capital inicial.
Para ello debemos de ver la letra pequeña de todos los productos, sobre todo de aquellos que llevan el apellido ‘garantizados’. Esto suele ser en el caso de que se llegue al vencimiento pactado inicialmente y no en caso de cancelación anterior.
Los depósitos bancarios garantizados que solo penalicen en la rentabilidad serían los productos mejores en este punto. Los fondos de inversión dependen del precio que tengan las participaciones que tenemos en el momento de la venta frente al momento de la compra, pudiendo perder o ganar dinero con respecto al momento inicial aunque se cancelen de forma anticipada. Los planes de ahorro y los seguros de vida-ahorro se pueden cancelar cuando se quiera, pero lo habitual es que si se cancelan dentro del primer año o, en algún caso, de los dos primeros, no recuperemos el capital que hayamos desembolsado hasta ese momento. Pasados los dos primeros años, se suele recuperar mínimo lo invertido.