¿Incompatible el ahorro a largo plazo y la actual crisis?
Una de las preguntas que se hace cualquier pequeño ahorrador en la actualidad es la de saber si podrá disponer de su dinero de forma inmediata en caso de que sea necesario por alguna urgencia, o sea, la liquidez y el plazo de tiempo de esta.
La inmediatez en la recuperación de su dinero, es lo que se conoce como la liquidez. La preferencia de los clientes actuales ante las interrogantes del mercado laboral por tener sus ahorros disponibles hace que los productos de ahorro a corto plazo sean los más tentadores. Pero eso no quiere decir que no se pueda invertir el ahorro en productos a largo plazo. Conociendo bien los productos y siendo realista con la situación personal y profesional de cada uno, hay productos de ahorro que permiten una liquidez bastante rápida en caso de que se necesitase recuperar el dinero.
Cuentas corrientes o a la vista, libretas de ahorro o cuentas remuneradas son productos que se caracterizan por su inmediatez y total disponibilidad sin que haya penalización por ello.
Depósitos a corto plazo son también bastante inmediatos y el plazo de espera para recuperar el ahorro no llega a los doce meses. Aun así, los ahorros se pueden recuperar antes del vencimiento pero conllevará la existencia de una penalización por cancelación anticipada.
¿Y en los productos de ahorro a largo plazo?
Veamos cómo funciona la liquidez en los diferentes productos.
En los depósitos a largo plazo, al igual que ocurre en los de corto plazo, mayoritariamente se puede recuperar el dinero invertido si estamos dispuestos a asumir una penalización por ello. Se podría decir que poseen una liquidez bastante elevada en ambos casos, no como las cuentas a la vista, pero sí muy rápida.
Si optamos en su momento por fondos de inversión para meter nuestro dinero, siendo además garantizados, la única forma de que esto ocurra es esperar al vencimiento previsto y pactado inicialmente. En caso de tener que recurrir a estos ahorros antes de ese plazo, la inmediatez es rápida, ahora bien, ni se garantiza el capital inicial ni rentabilidad de ningún tipo. El número de participaciones que poseemos del fondo se multiplicará por el valor de cada una en el momento de la cancelación y venta anticipada pudiendo dársenos incluso el caso de que saquemos más dinero del que inicialmente metimos en el fondo. Dependerá del momento y del valor de cada participación.
Puede que optásemos por la contratación de un plan de ahorro, es decir, aportar regularmente una cantidad de dinero para al final conseguir una determinada cantidad más la rentabilidad esperada. Si no llegamos al final de la vida del plan de ahorro no se garantiza la devolución del principal. Suele además ser un producto que, en caso de recuperarlo en el primer año, saquemos menos dinero del que habíamos depositado. Pasado el primer año se suele recuperar mínimo el capital pero la rentabilidad suele ser nula o mínima. Eso sí, la liquidez, tras el consiguiente proceso de solicitud de cancelación del plan suele ser muy rápida.
Seguros de vida-ahorro. Suelen ser productos cerrados, bien con aportaciones periódicas o de prima única unidos a un seguro de vida que entra a jugar en caso de fallecimiento del titular a lo largo de la vida del producto. Al igual que los productos anteriores, para que a rentabilidad y el capital se garanticen hay que esperar al vencimiento. No obstante, se puede rescatar el valor del seguro de vida en un momento anterior al plazo inicialmente indicado. La cuantía que se recupere dependerá del momento.
PIAS o planes individuales de ahorro sistemático. Son ya productos con ahorros fiscales, pero que solo se obtendrán en caso de llegar al vencimiento pactado (mínimo 10 años). Esto implica que se pueden rescatar antes de ese plazo pero ni se disfrutará del incentivo fiscal ni se conoce hasta ese momento la cuantía que se obtendrá en ese rescate.
Planes de jubilación y planes de pensiones. Ambos destinados a la creación de un capital para disfrutar llegada la jubilación. Ambos se diferencian en la liquidez que, además, va unida a los beneficios fiscales. Los primeros se pueden recuperar antes de la jubilación realizando los trámites correspondientes motivo por el cual no tienen incentivo fiscal de ningún tipo. Los segundo salvo casos puntuables son difíciles de recuperar, siendo los productos de ahorro a largo plazo con menos liquidez. A cambio, las aportaciones anuales son deducibles de la base imponible de la declaración de la renta del titular.
Visto este resumen rápido de los productos de ahorro a largo plazo podemos observar como no son tan ilíquidos como parecía. Cierto es que no gozan de la inmediatez que las cuentas a la vista, pero sí que se pueden recuperar antes del plazo inicialmente pactado. Para la elección del producto más adecuado a nuestro perfil, debemos de conocer nuestras características personales y laborales, nuestros hábitos de compra y gasto y, sobre todo, conocer al dedillo que penalizaciones tendremos en caso de necesitar de nuestro dinero antes del plazo inicialmente pactado. Sabido todo esto, sin problemas podremos optar por un producto de ahorro a largo plazo.