Olga Blanco y su querida iglesia de Roblido. «Es la que más se ocupa» dicen sus vecinos
Olga Blanco Estévez, vecina de la pequeña localidad de Roblido (A Rúa) es la encargada de la iglesia del pueblo, concretamente de abrir y cerrar la puerta, limpiar y colocar los adornos y flores en cada celebración, una tarea que, dice, afronta con la ayuda de otras mujeres también involucradas en la vida del templo.
La Virgen Inmaculada es «la niña de sus ojos», una imagen cuya talla sale en procesión dos veces al año, siendo la más importante la procesión de San Juan por ser el patrón de Roblido.
Es en esas fechas cuando más mima a la Virgen: «le pongo rulos, para que esté más guapa, pues lleva pelo natural, la maquillo y la visto con sus mejores galas con un mantón de fiesta. Ahora luce en la iglesia con un vestido blanco que es mi vestido de boda, con el que me casé. Lo lleve a arreglar a una modista para ella», dice con emoción.
Olga Blanco es la persona que más pendiente está del templo. Estos días con motivo de la Navidad adorna la iglesia. «Pusimos unas velas dentro de una corona realizada con plantas que se pone a la talla de Cristo los cuatro domingos previos a la Navidad, y el día 25 de diciembre, le sacamos la corona y ponemos flores y adornos quedando muy bonita la iglesia», expone.
Los vecinos señalan que Roblido es un pueblo que durante el invierno tiene pocos vecinos y Olga Blanco «es la que más se ocupa de la iglesia, alguien tiene que hacerlo». Y es que los pueblos del rural cuentan siempre con personas que colaboran desinteresadamente en mantener y conservar espacios, lugares y patrimonio de encuentro vecinal, en este caso religioso.
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Susana Prieto
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