No Violencia
GANDHI Y NUESTRO MUNDO DE HOY
En un mundo que se agita de forma constante, en una sociedad moderna en la que algunos de los más elementales valores parecen haberse perdido y la convivencia se deteriora por momentos hasta resultar harto complicada, cuando el fundamentalismo o las posturas radicales nos llevan a la sinrazón, a la máxima locura, la autodestrucción, cabe hacer un alto en el camino, reflexionar y preguntarnos ¿a dónde va nuestro mundo de hoy?
En un momento como el actual en el que todos parecen querer la paz de pensamiento y palabra, pero que a la hora de la verdad nuestras obras nos arrastran a la violencia más absoluta, la impaciencia nos invade y nuestra propia debilidad nos desliza a través del miedo por senderos cuyo final es la muerte, debemos ser capaces de realizar una severa autocrítica.
En estos instantes, tan críticos en algunas partes de nuestro atormentado planeta y cuyas consecuencias podemos acabar pagándolas todos, Oriente y Occidente, Norte y Sur, bueno será hacer referencia a las palabras y pensamientos de Mahatma Gandhi y recapacitar al respecto:
» No llevemos la teoría del mandato a extremos ridículos en los que nos transformemos en esclavos de las decisiones de las mayorías. Se ocasionaría el más virulento resurgir de la fuerza bruta. Si los derechos de las minorías son dignos de respeto, la mayoría debe tolerar y respetar su opinión y actividad… será la obligación de la mayoría cuidar que las minorías sean debidamente escuchadas y no, por el contrario, sometidas a insultos.
No hay institución humana sin peligros. Cuanto mayor es la institución, mayores son las probabilidades de abusos. La democracia es una gran institución y, por tanto, susceptible de grandes abusos. El remedio, en consecuencia, no consiste en evitar la democracia sino en reducir al mínimo las posibilidades de excesos.
La moda actual es dar por hecho que todo lo que América e Inglaterra hacen es bueno para nosotros. Pero las cifras dadas sobre lo que le cuesta a América su armamento son terroríficas. La guerra se ha convertido en un asunto de dinero y de ingenio para inventar armas de destrucción «
Lo tristemente cierto es que una sociedad como la nuestra, cuya vida pasa por la codicia organizada, por el terrorismo y la opresión sistemáticos, siempre tendrá tendencia, dado su permanente estado de desorden y confusión moral, a ser una sociedad violenta en la que resulta poco menos que imposible la verdadera libertad de todos los pueblos.
» La paz no será posible hasta que las grandes potencias tomen la valiente decisión de desarmarse.
El gobierno democrático es un sueño lejano en tanto la no-violencia no sea reconocida como una fuerza viva y un credo inviolable, no como una mera política.
El temor y el rechazo al extranjero es lo que da origen al odio. Si desaparece el temor, el odio se desvanece. Si dejamos de ser inferiores, nadie puede ser nuestro superior. Sus arsenales y armas, llevadas al extremo de la bomba atómica, no deberían aterrorizarnos, de ello se desprende que no deberíamos codiciarlas «
Siempre ha sido un misterio indescifrable entender cómo la humanidad entera puede sentirse honrada humillando a sus semejantes.
Ciertamente la razón por la que en la actualidad hay tanta falsedad, tanto miedo y odio, tanta violencia en este mundo aturdido, viene derivada de que todos reclamamos el derecho de conciencia, pero bien pocos quieren someterse a disciplina alguna.
» La fuerza no proviene de la capacidad física -aseguraba el Mahatma- sino de una fuerza de voluntad inquebrantable.
El camino de la paz es el camino de la verdad. La verdad es incluso más importante que la paz. Sin duda, la mentira es la madre de la violencia.
Un hombre de verdad no puede ser violento durante mucho tiempo. Se dará cuenta a lo largo de su búsqueda que no tiene necesidad de ser violento y, más tarde, descubrirá que mientras haya la más mínima traza de violencia en él, fracasará en encontrar la verdad que busca.
En cuanto el espíritu de la explotación desaparezca, los armamentos serán considerados como una carga insoportable. El desarme no se hará realidad mientras las naciones del mundo no dejen de explotarse entre sí «
Lo que amenaza la paz en el mundo y en cada una de nuestra sociedades, son las ideologías fundadas en la discriminación y la exclusión, ya se trate de nacionalismos mal entendidos, del racionalismo, de la xenofobia, del integrismo religioso o de cualquier doctrina económica fundada exclusivamente en la búsqueda del beneficio, que comparten los intereses de la ideología de la violencia.
Lo que en definitiva amenaza la paz no son los conflictos, éstos constituyen la trama misma de nuestra historia, sino la ideología de la violencia que hace creer a los hombres que ésta es el único medio de resolver los conflictos.
La ideología que enseña a despreciar al otro, a odiar al enemigo, es la que arma las inteligencias y los brazos, convirtiendo al hombre en un instrumento de muerte. Por tanto, esa ideología es la que siempre hay que combatir.
» Las religiones son distintos caminos que convergen en el mismo punto. ¿Qué importa tomar distintos caminos mientras alcanzamos la misma meta?
Todas las religiones del mundo son fundamentalmente verdad. Creo que fueron dadas por Dios y eran necesarias para la gente a quienes les fueron reveladas. Y creo que si todos nosotros pudiéramos leer las escrituras de las distintas clases de fe, desde el punto de vista de sus seguidores, nos daríamos cuenta de que, en el fondo, son todas una y todas fueron útiles a los demás.
La fé es una función del corazón y debe ser reforzada por la razón. Las dos no son antagónicas, como algunos piensan. Cuanto más intensa es la fe, más estimula a la razón. Cuando la fe se vuelve ciega la razón muere »
Lo cierto es que la causa de la libertad se convierte en una burla si el precio que se debe pagar es la total destrucción de quienes tienen que disfrutarla
La libertad y la democracia, dos palabras que con demasiada frecuencia están en boca de los políticos de hoy, dejan de existir cuando están teñidas de sangre inocente.
» Para las democracias, los hombres armados son sus salvadores. Proporcionan riqueza, someten a otros países y sostienen la autoridad en épocas de disturbios civiles. Por tanto, cabe desear que la democracia, para ser verdadera, deje de confiar en el ejército para todo.
El odio sólo puede superarse a través del amor. El odio como respuesta a quien te odia sólo aumenta la extensión y profundidad del mismo «
Oriente y Occidente, desde las más elevadas cumbres del Himalaya hasta los glaciares del Ártico, desde la vieja Europa hasta Oceanía o el continente americano, está habitado por gentes diversas que forman un calidoscopio rico en razas, culturas, lenguas y costumbres, son diferentes pero totalmente iguales, como las ramas de un mismo árbol, conformando todos la humanidad.
¿Quién se está empeñando en truncar la convivencia?
¿Quién se atreve a envenenar nuestra sangre?
¿Quién pretende destruir la vida?
¿Quién o quienes, parapetándose en oscuros fanatismos, factores de progreso económico o simplemente por ambición de poder, no desean que impere la tolerancia y el respeto mutuo entre todos?
» Mi idea de la democracia -manifiesta Gandhi en sus escritos- es que, bajo ella, los más débiles deberían tener las mismas oportunidades que los más fuertes.
Utilizando el lenguaje de la Biblia, ¿de qué le serviría al hombre ganar el mundo entero si con ello perdería su alma?. En lenguaje moderno, no es propio de la dignidad humana perder la individualidad para convertirse en un mero engranaje de la máquina. Cada individuo debe convertirse en un miembro totalmente desarrollado de la sociedad «
En nuestra sociedad de hoy algo está fallando y todos somos responsables de cuanto sucede a diario.
Debemos, primero pensar en ello y después ponerlo en práctica, pero actuar, rebelarnos contra quienes quieren imponernos la intolerancia y la falta de solidaridad entre los pueblos que sólo conducen al suicidio.
La no-violencia es una fuerza más grande que todas las armas creadas por la maldad del hombre.
Aún estamos a tiempo de corregir los graves errores cometidos pero, sin querer ser catastrofistas, hay que manifestar que el tiempo se agota.
En este nuestro mundo actual que se convulsiona por los cuatro costados y hierve como un volcán en erupción, las palabras de Mahatma Gandhi, pronunciadas o escritas en los ashram, aldeas y caminos de la India, siguen siendo tan actuales hoy como hace más de medio siglo, nos conmueven e invitan a reflexionar antes de que sea demasiado tarde.
Texto y Fotografía, cortesía de don Fernando Rubio Milá