Nacho Álvarez, el enólogo que rompe moldes
- Dice que “crear mi propia bodega en Puente Domingo Flórez supone volver a casa”
- El reconocido enólogo emprende su proyecto en su tierra natal con una inversión de 450.000 euros
El enólogo Nacho Álvarez Losada, reconocido como uno de los mejores de España, abrirá su propio bodega de vino en su tierra natal, Puente Domingo Flórez (León). Se trata de un proyecto único y singular por ser la primera bodega que nace en este municipio _que cambió hace ya tiempo la viticultura por la pizarra_ y por la forma de trabajar del enólogo, que aporta un sello personal que marca los vinos y apuesta por la viticultura tradicional, artesanal y natural, hasta el punto que realizará el arado y desbrozado de suelos a la vieja usanza (con animales).
El enólogo (también sumiller) que es, desde 2011, director de producción de las bodegas de Jorge Ordóñez (una de ellas en O Barco) en siete Denominaciones de Origen (Valdeorras, Rías Baixas, Toro, Calatayud, Málaga, Rueda y Monsant), atraviesa uno de sus mejores momentos profesionales, después de ser considerado por el prestigioso estadounidense Robert Parker como el “enólogo revelación” en 2016, y el reconocimiento por la autoría del mejor godello de España y del mundo en 2014 y 2015 (“Avancia”), calificado así por el citado crítico. Abrir su bodega supone, ante todo, “volver a casa”, dice.
Nacho Álvarez “modelará” uvas que brotan en cepas centenarias de su familia y de viejos viñedos que ha comprado recientemente, uno de ellos en San Pedro de Trones. Tratará de marcar la diferencia para obtener la personalidad soñada de sus vinos incluso dándole la espalda a “la cara buena de los viñedos” (la que está orientada hacia el sureste). El proyecto de la bodega es de 450.000 euros y fue presentado hace cuatro meses en el Ayuntamiento de Puente Domingo Flórez.
Tiene una trayectoria brillante, ¿llega la hora de apostar por algo propio?
Me apetece mi tierra y la posibilidad de disfrutar de mi familia. La idea es empezar, con mucha ilusión y ganas, y buscar un toque diferenciador. El proyecto de la bodega para mí supone volver a casa. Llevo desde los 28 a los 34 años que tengo ahora trabajando en las bodegas de Jorge Ordóñez, y paso mucho tiempo fuera de casa. Viajo por toda España a las seis bodegas del Grupo y sólo estoy cuatro días al mes en mi tierra.
El proyecto parte de viñedos centenarios… y de un “lujo” de suelos, arcillosos y pizarrosos
Sí, tengo viñedos viejos de más de 110 años. He comprado uno centenario en San Pedro de Trones que me llamó la atención por la altitud pues está a 700 metros. Además, el suelo es cien por cien pizarra, sin ningún tipo de cuarcitas. Y el suelo influye mucho en las cualidades de los vinos. Tengo cinco hectáreas de viñedo, tres hectáreas y media en Puente y, el resto, en San Pedro. La idea es producir 20.000 botellas anuales.
Diga algunas particularidades que marcará la diferencia de sus futuros vinos
Alguno de mis viñedos no está en la cara buena, la sureste, sino en la Noreste. Lo he elegido así. Esa orientación permite aportar la frescura que busco, vinos más frescos. Nadie ha hecho vino de esta zona de Puente. Los suelos de pizarra y arcilla también ayudarán a marcar diferencias. Y emplearé el proceso de elaboración sobre lías.
¿Mantiene su defensa de los tratamientos naturales en los viñedos?
Sí, trabajaré de la forma más natural posible, sin sistémicos, con sólo azufres. Lo que necesito es encontrar un animal apropiado para poder arar, un caballo, para realizar el arado manual, como se hacía antiguamente, pues desbrozar es costoso, trabajoso y con el animal se rompe mejor el suelo, es más sano y se oxigena mucho más el terreno.
Le veo entusiasmado, ¿generará algún empleo?
Lo estoy, mucho. Estoy muy ilusionado. Intentaré aportar a la comarca generando algún puesto de trabajo. El primer año contrataré a una persona y en los siguientes, de dos a tres, casi seguro.
Y la competencia, ¿le asusta?
Todo lo contrario. Y en el mercado de los vinos la hay. Eso es bueno, ayuda a buscar la diferencia en los vinos, a intentar dar un toque nuevo más a la enología en España.
¿Le ha felicitado el Ayuntamiento de Puente Domingo Flórez por emprender en el municipio?
Presenté el proyecto hace cuatro meses y la verdad es que el Ayuntamiento no ha puesto interés. Es desconcertante. El alcalde ni me llamó para preguntarme en qué consistía el proyecto. Posteriormente, hablé con él y me dijo que él “no podía hacerlo todo”. Yo no he pedido nada a nadie. Lo único que planteé al Ayuntamiento es que gestione la apertura de un pequeño acceso desde la N-120, que no llega ni a un metro, hacia unos viñedos que he comprado para el paso de camiones, coches y maquinaria hacia las parcelas. A ver en qué queda. Pero sí me han tendido la mano dos asociaciones de La Cabrera y Valdeorras.
¿Se cumple aquello de que nadie es profeta en su tierra?
Yo no voy a hacer vino para vender en mi tierra, el horizonte es llegar a Estados Unidos y Nueva Zelanda, exportar, aunque también abordaré mercados en España.
Emprende en un municipio donde la pizarra “pesa” toneladas como salida profesional. Su apuesta con la bodega rompe el “molde”…
Hay que diversificar y se puede hacer. La juventud piensa en las canteras como una salida profesional fácil y se olvida del mundo. Pero se puede apostar por los sueños, salir, formarse… La agricultura, viticultura y ganadería no se van a acabar nunca, a menos que muera el Planeta, pero la pizarra, sí.
Como enólogo goza del gran premio del reconocimiento por alguien tan influyente como Parker, ¿eso ayuda?
Es un buen punto de partida en mi proyecto. Da impulso y ayuda a que la gente me siga.
La helada calcinó El Bierzo, Valdeorras y muchas otras zonas. Este año, ¿de donde se va a sacar las uvas para producir?
Precisamente, en el Consello Regulador de Valdeorras se está dando vueltas a la búsqueda de una fórmula legal que permita una salida. Es muy triste. La helada ha arruinado y complicado todo. Contra el tiempo no se puede luchar.