Marcha de Silencio y Lluvia
Los fiscales fueron llegando una hora antes del inicio pautado para la marcha. Cada vez que arribaba uno se escuchaba un fuerte aplauso, los argentinos necesitan referentes, y hoy, los eligieron a ellos.
Había en eso momento poca gente, el cielo sombrío, negros nubarrones presagiaban lluvia.
Más de uno se alegró, calculando que la tormenta que ya tocaba Buenos Aires iba a disuadir a las personas de concurrir a la marcha.
Y así, twitteaban entusiasmados mensajes de mal gusto ciertos energúmenos que, trabajan en derechos humanos…
Sin embargo, la gente apareció, llegaban como mareas imparables, caminando tranquilos, familias con sus hijos, ancianos, y, a la hora convenida de jóvenes que salían de su trabajo.
Justo a las diez y ocho horas se desató el aguacero de verano, igual que ese lunes en el que se conoció la muerte del fiscal.
Por momentos el silencio era tan imponente que se escuchaba el chapaleo de miles de pies en los charcos de agua, y se cubrió la multitud con cientos de miles de paraguas.
Como un muro de escudos, cubriéndonos los unos a los otros, extraña simbología de protección mutua.
Cada tanto el silencio se quebraba en un grito, «Justicia». Y luego algunas estrofas del Himno.
No todos marchamos por Nisman solamente, muchos por rabia ante la impunidad, muchos por la montaña de basura que este país acumula aceleradamente día a día. Por la injusticia, por el desamparo, por la soberbia de quienes ofenden, mancillan, y se burlan desde las alturas del poder populista, y, bueno, con cierto olor a fascismo.
Muchos llevaban sudaderas estampadas con los rostros de sus muertos por la inseguridad.
Nos empapamos,en un momento ya la lluvia era lo de menos, bajamos los paraguas y mostramos nuestros rostros.
Algunas gentes lamentaban que aquellos a quienes votaron y hoy ejercen el poder no estuvieran presentes.
Cada quien son sus ideas, no fuimos mas que nosotros, escapando al «nosotros y ellos» que se quiere imponer como grieta y dividir.
Los fiscales fueron un símbolo, al igual que Nisman, hay mucho detrás de esa marcha.
No se manifestó por una muerte, se manifestó por miles de muertes en democracia, muertes que NO deben suceder en democracia.
Volví, recién llego a casa, miro la TV, veo la cantidad de personas que fuimos, y tengo sentimientos encontrados, siento orgullo, y tristeza. Esperanza y, miedo de que nada cambie.
Porque, en el poder, la figura de los monos sordos, ciegos y mudos mandan.
Y aquí, mirando esa multitud en la TV, donde hace un rato yo era un fragmento, pido perdón porque, conmovida aún, el silencio invadió mi ser.
Sonia Drusila Trovato Menzel