Los gallegos somos un poco raros ¿verdad?
Supongo que a vosotros os pasará lo mismo que a mí; que si eres de Cádiz, Jerez de la Frontera, de Chipiona, Sevilla o Ávila, amas tu tierra, ni más ni menos que como yo adoro la mía, Galicia, pero personalmente creo que en la mía hay algo muy singular.
No son las rías, ni que el agua esté electrificada, ni que de cada 10 barcos que pasan se hundan 9 y al que arriba le aplaudamos, o que los políticos de Madrid solo vengan a bañarse en verano y no se ahoguen… que también es otra desgracia… no; lo peculiar, lo singular de Galicia somos nosotros, los gallegos. Nosotros somos muy especiales.
Tú conoces a un gallego que ha estado en la emigración y te dice: «Pues estuve 20 años en Suiza, en Sachseln (un pueblo de unos 3.000 habitantes, no creas tú que más) y entonces añade, como si Sachseln pues estuviera ahí al lado, «¿lo conoces?». Y tú que te quedas así en plan de «como voy a conocer Sachseln si aún estoy pensando si la capital de Suiza es Berna…»; pero para el gallego decir eso es normal, como si todos hubiéramos estado allí, y hasta te observa como pensando «mira que no conocer Sachseln… ».
Y entonces, para darte referencias añade con un tinto en la mano y la barriga rozando la barra con un jersey a lamparones: «¡¡¡ Sí, hombre !!!!, que está al lado de Giswil (otro de 3.000 habitantes) que vas por allí y das a Lungern… (este ya de 2.000)» mientras pone cara de que te da por imposible y lo máximo que tú dices es: «Bueno, ese último sitio me suena», que lo dices pues yo que sé ya porque lo dices, supongo que por que tienes habla que por otra cosa…
A mí cuando me ocurre esto pienso: «Pero este que me habla es un gallego que fue a Suiza, o (como estamos siempre en grupo donde sea como si montáramos un país paralelo) será un suizo que ya de pequeño se empató tanto con los gallegos y cree que es gallego y aún recuerda algunas imágenes, algunos sitios de Suiza de cuando era niño suizo…».
Y claro, como el gallego no es tonto, porque lo verás así como que no se entera, pero no se le escapa una y es un lince, te pregunta «¿E ti… e ti en qué traballas?». Y entonces dices que eres periodista y no falla; se da como media vuelta, con un giro que sí, que parece va a terminar en el Sachseln ese, te vuelve a mirar, se inclina y te suelta mientras a la vez mira al dueño del bar: «Carallo, e ti estudiaste e non sabes onde está Sachseln…».
Y te quedas como que eres bobo, que igual lo eres, y mientras te autoanalizas igual nunca sabrás si realmente eres bobo pero bobo de verdad, pero que el Sachseln no se te olvida en la vida… y así, pues poco a poco, como que vas conociendo Europa. Sachseln, Sachseln… ya te vale.
Manuel Guisande
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