La Adega Docampo-Gacio de Biobra es la única de la Denominación de Origen Valdeorras que produce vino ecológico y sin sulfitos y licores libres de químicos
- Manuel Docampo: “os viños ecolóxicos son sinónimo de saúde aínda que a demanda no mercado sexa pequena”
- La Adega Docampo-Gacio de Biobra es la única de la Denominación de Origen Valdeorras que produce vino ecológico y sin sulfitos y licores libres de químicos
Manuel Docampo, propietario de Adega Docampo–Gacio, situada en Biobra (Rubiá), es el único bodeguero de la Denominación de Origen Valdeorras que produce vino ecológico, el “Bacelos de Biobra” además de destilados ecológicos bajo el mismo nombre (aguardiente, licor café, crema de licor y licor de hierbas), en este último caso además con el sello de comercio justo. La peculiaridad del vino es que, además de ser ecológico, no contiene sulfitos, siendo prácticamente casi la única bodega de Galicia que no los emplea.
Docampo, que es de O Barco, cuenta con una plantación de dos hectáreas de viñedo en Biobra (Rubiá), en el entorno del Parque Natural Serra Enciña da Lastra, lo que le permite reunir las condiciones que marca la normativa para la producción de vino ecológico. El bodeguero afirma que parte de una uva sana y bien madura para hacer vino saludable. “Os procesos son físicos non químicos. Non se lle engade nada e son aptos para as persoas alérxicas ós sulfurosos”, cuenta.
Su plantación de viñedo partió de una tierra virgen en 1999 y fue en 2003 cuando tuvo su primera cosecha. En la actualidad, produce cerca de 10.000 botellas al año aunque la bodega tiene capacidad para 20.000 .
“O problema de Valdeorras é o mildiu, pero as nosas viñas están a 700 metros de altitude o cal nos facilita máis a producción ecolóxica. Para tratamentos, temos permitido ata 4 kilos de cobre por hectárea e o azufre sin límites. Pero están prohibidos os productos de síntesis, non podemos usar sistémicos nin sintéticos. Facemos tratamentos preventivos con preparados de plantas como fortificantes para que resistan as enfermidades e, incluso, empregamos salvia como secante para axudar ó cobre a parar o fungo”.
Docampo señala que el uso de herbicidas está prohibido por el Reglamento. “O herbicida é un dos grandes problemas que ten a viticultura galega, hai un exceso, cando está demostrado que é moi dañino para a saúde. Teño visto analíticas de residuos de viños e aparecen todos os productos que se empregan, tamén os herbicidas, que son un veneno”, relata.
Una de las condiciones de la normativa para producción ecológica es que no puede haber otra plantación a cinco metros que use químicos, y si existiese tendría que estar perfectamente vallado, con barreras vegetales para preservarla, de ahí que no sea tan fácil hacer una plantación ecológica. El único que inconveniente que observa Docampo sobre la normativa (bodeguero que fue vocal del Consello Regulador de Agricultura Ecolóxica de Galicia) es que “se permite as bodegas facer ecolóxico e convencional, cando en Europa se está prohibido conxugar ambas actividades”, lamenta.
El consumo de vino ecológico se produce por “xente que está moi concienciada ca saúde ou ben que ten un problema de alerxia ós sulfitos. Non hai unha cultura ou conciencia social amplia. A demanda de viño ecolóxica é pequena”, dice Docampo. Por ello, el mercado de su bodega está, sobre todo, en personas particulares, seguida de la hostelería y tiendas especializadas.
Y vende en Galicia, Asturias e Inglaterra, siendo la venta más difícil que la propia producción pues las distribuidoras “non queren productos diferentes ós convencionais”. El camino es difícil, pero está satisfecho. De hecho, su objetivo no es crecer ni hacerse más grande sino, simplemente, “vivir do viño”.
Su visión particular del vino tiene que ver mucho con la magia de la naturaleza. Opina que el vino no es una obra de arte y que le sobra literatura, pues sólo es “un elemento de consumo para o que hai apostar pola calidade e a saúde. Hai que facer un viño rico pero sin químicos. E si o viño fose unha obra de arte nunca sería atribuida ó adegueiro nin ó viticultor, senón a natureza mesma. Para mín, o exceso de literatura que se atribúe ó viño é un problema pois deste xeito pasa a ser un producto elitista o que reduce o consumo”.