Joaquín Ramos: “queda mucho por hacer para la seguridad de la circulación de las motocicletas en carreteras, hacen falta vallas protectoras específicas, entre otras medidas”
- El presidente de la Peña Motera A Manada de A Rúa señala que “las motos siguen siendo invisibles para el conductor, directamente no nos ven”
Joaquín Ramos es el presidente de la Peña Motera A Manada de A Rúa. Es natural de este municipio. Su profesión es la de militar, en Astorga (León), concretamente en el Regimiento de Artillería. Su pasión son las motos de ahí la presidencia de la citada peña.
Ramos afirma que todavía queda mucho por hacer para la seguridad de los moteros en carretera como es la dotación de vallas protectoras apropiadas en los viales para evitar la muerte de los moteros en caso de accidente , entre otras medidas de seguridad. Además, estima que los que circulan en motocicleta todavía siguen siendo invisibles para los conductores: “no nos ven, no existimos”, apunta
No obstante, a través de peñas como esta de A Rúa, además de fomentar la pasión por la moto a través de actividades y concentraciones como la que recientemente organizaron en la localidad, y que reunió a aficionados de toda España, se reivindican dichas medidas de seguridad de forma constante tal y como hacen otras agrupaciones o peñas moteras de España.
Joaquín Ramos explica que “las vallas protectoras SPM no las ponen apenas en ningún vial. La pintura de las carreteras tampoco es acorde a la seguridad de los que circulamos en moto pues en cuanto llueve, está húmeda, se convierte en hielo, en una pista de patinaje”. Además, añade, está el eterno problema de la “falta de visibilidad por parte del conductor, pues directamente no existimos”.
El Sistema para Protección de Motociclistas SPM es un sistema que, instalado sobre una barrera de seguridad, garantiza la protección de los motoristas que colisionan contra ella evitando el impacto directo contra los postes.
Cuenta que la cultura de la moto supone una afición relativamente cara porque “los equipos tienen que tener un precio, teniendo en cuenta que te juegas la vida, hay que pagarlos si quieres apostar por la seguridad. Es necesario”.
También opina que la afición a las motos ha ido experimentado un cambio en los últimos años: “ la mayoría son responsables. Aquellas locuras de los caballitos se fueron perdiendo y prueba de ello es la última concentración en A Rúa, en la que funcionó todo estupendamente. A los aficionados a la moto les gusta acudir a las concentraciones, comer bien y conocer la zona, hacer un poco de turismo”.
Y ya se sabe, los moteros tienen su propio código, es una afición que une allá donde vayan y eso es “uno de los aspectos más bonitos de nuestra pasión por la moto, los aficionados tienen su propio código, es un mundo diferente y apasionante”, concluye.