El Vino de la Quincena: Granbazán Veigalobos, el Albariño de larga crianza es posible
- Colaboración del Grupo Sobrelías (Revista, Club y Guía)
Cuando pensamos en los vinos elaborados con la varietal Albariño, lo primero que se nos viene a la mente es la imagen de vinos ‘del año’, frescos, afrutados, con toques salinos, minerales, en los que la juventud es su elemento diferenciador y que es lo que los ha convertido en un referente dentro del panorama vinícola de los vinos blancos a nivel nacional e internacional.
Y esto es algo realmente cierto, pero no debe ser obstáculo para que con esta varietal se puedan elaborar vinos de larga crianza, merecedores de reconocimiento y que deban ser catados en alguna ocasión para poder disfrutar de un perfil de vinos diferentes pero muy buen reflejo igualmente de la esencia de los ‘Albariños’.
Por ese motivo hoy, dentro de nuestro ‘vino de la quincena’, queremos acercaros este Granbazán Veigalobos Albariño, del que el año pasado vio la luz su primera añada, la del 2018, un vino diferente de los habituales Albariños, ya que estamos ante un vino con 26 meses de afinamiento en botella antes de que llegue a la copa de los amantes del vino.
Os podéis imaginar que no es un vino muy habitual de encontrar. Pero lo más interesante es que tenemos delante un monovarietal Albariño, con lo que eso conlleva, que ha adquirido un nivel de complejidad muy interesante sin que, en ningún momento, enmascare lo que esperamos de los vinos elaborados con esta uva.
Bodegas Granbazán nos trae esta propuesta atrevida en cierto modo pero que se nos antoja como un gran acierto
Un vino que en vista nos deja un color amarillo dorado con reflejos pajizos, que indica sin duda que ha tenido una estancia en botella mayor que los vinos del año. Una intensidad cromática excelente, con una muy buena capa siendo como es un vino blanco y que, además se muestra extremadamente brillante y limpio, lo que le permite transmitir mejor aún la esencia de la varietal.
La nariz nos deja un vino complejo, sin duda., La estancia de 26 meses en botella ha permitido la perfecta conjunción de la fruta con el trabajo de las lías, dando una intensidad elevada de aromas, pero siempre con una gran frescura. Aparecen de forma muy franca aromas típicos de la varietal como es la fruta blanca, con toques lógicamente maduros, aportes cítricos, toques a fruta de hueso, incluso diría yo que ligeros aromas tropicales. Al airear la copa aparecen los inconfundibles aromas florales y herbáceos de la varietal, geranios, toques a tomillo, ligeros aportes especiados como orégano, algún anisado, toques a hinojo y, todo ello, con un fondo mineral-salino muy sugerente. Complejo y muy equilibrado.
La boca es de ataque increíblemente fresco, vibrante de forma sorprendente para su estancia en botella. Paso por el paladar complejo, potente, con una untuosidad exquisita. Un paso con gran volumen, sabroso, que llena el paladar completamente pero con muy buena acidez. Aportes a fruta como en nariz, balsámicos. Una gran estructura que sin duda es uno de sus puntos fuertes y que le dará una larga vida. Un final con gran persistencia y muy largo con los inconfundibles toques salinos de los vinos atlánticos.
Un vino este Granbazán Veigalobos Albariño 2018 realmente especial, merecedor del reconocimiento para que llegue a la calificación de Excepcional, que muestra la potencia y complejidad que pueden alcanzar los Albariños sin que pierdan en ningún momento sus elementos diferenciadores de frescura, presencia de fruta, vibrante paso por boca y su final salino.