El otoño en Galicia se presenta normal: con borrascas y pausas anticiclónicas
- El verano fue seco, muy cálido y con un 27 por ciento menos de precipitaciones siendo el sur de la Comunidad gallega donde hizo más calor
El verano dejó en Galicia un 27 por ciento menos de lluvias del que cabría esperar para esta época del año. Así lo confirmó la directora general de Calidad Ambiental y Cambio Climático, Cruz Herrera, que presentó en rueda de prensa el balance climatológico correspondiente a la estación, que fue definida como muy cálida y sequía.
En este sentido, la responsable de Calidad Ambiental y Cambio Climático indicó que los valores de precipitaciones registrados en las comarcas de Ortegal y la Mariña Lucense, en concreto, en el ayuntamiento de Burela, donde se contabilizaron 211 litros por metro cuadrado, contrastan con los apenas 40 recogidos en las comarcas pontevedresas del Morrazo, Arousa y Vigo.
Por lo tanto, el promedio del verano en cuanto a las precipitaciones se situó en los 92 L/m2 y los episodios de lluvias registradas en esta temporada estuvieron mayoritariamente relacionados con eventos tormentosos, que fueron especialmente significativos en los meses de junio, cuando incluso se superaron los valores normales del período de referencia 1981-2010, y el mes de agosto, entre los días 27 y 29, cuando tuvo lugar el fenómeno meteorológico conocido cómo la DANA o “gota fría”.
Fue, precisamente, este episodio lo que provocó lluvias por momentos torrenciales, suficientes para haber calificado el mes de húmedo o muy húmedo. Igualmente, en esta ocasión, las comarcas en las que más llovió fueron las del sur de la Comunidad, Ribeiro y Carballiño, aunque el contraste lo marcaron las áreas de Vigo, O Condado y el Baixo Miño, que apenas sufrieron los efectos de la “gota fría” y registraron valores de precipitación muy bajos para esta época del año -hasta un 87 por ciento por debajo del normal-. Hace falta recordar que estos episodios de lluvias localmente fuertes vinieron, en muchos casos, acompañados de granizo y pedrisco.
En lo que respeta a las temperaturas, la directora general de Calidad Ambiental y Cambio Climático destacó que fue un verano cálido con temperaturas que estuvieron casi un grado por encima del promedio de los últimos años. Cruz Herrera explicó que comenzamos la temporada estival con un mes de junio con altas temperaturas alimentadas por masas de aire cálido procedente del norte de África. En este mes, los termómetros presentaron los índices más bajos en la Mariña lucense y Ortigueira, mientras que los más altos se registraron en las comarcas limítrofes con los ríos Miño y Sil.
Por el contrario, el mes de julio fue un período de “cambios bruscos” debido al aire frío situado en el Atlántico norte que se acercó por momento a la Comunidad gallega. En este mes, las temperaturas mínimas más bajas se localizaron en A Limia (provincia de Ourense), mientras que las mínimas más altas se registraron en la comarca de Vigo, donde los termómetros recogieron los valores mínimos más altos de Galicia.
El verano finaliza con un mes de agosto variable, lo que significa que las temperaturas estuvieron en general algo por encima del promedio climático en este mes, aunque la anomalía no fue muy alta y mismo hubo lugares en los que los valores se acercaron al promedio o mismo quedaron por debajo. Esta situación se produjo debido a la ausencia de aire cálido del norte de África, por lo que se produjeron escenas de gran contraste entre zonas más cálidas del normal -principalmente, la comarca de O Carballiño (Ourense)- y zonas con valores negativos como la de Bergantiños o Costa da Morte.
La directora general de Calidad Ambiental y Cambio Climático se refirió, también, a las previsiones de cara a el otoño, que, tomando como referencia los mapas de anomalías previstas por otros servicios meteorológicos de EEUU, Reino Unido, Francia lo del Centro Europeo de Predicción a medio plazo, y toda vez que la meteorología no es una ciencia exacta, “será normal en cuanto a lluvia y temperatura”. En este sentido, Cruz Herrera avanzó que será un otoño “en el que cabe esperar el paso de abundantes frentes asociadas la borrascas atlánticas, con entradas posteriores de aire frío y pausas anticiclónicas, que deberían ir perdiendo frecuencia”.