El Mesón-Museo de Sobradelo: bacalao, carne a la piedra y exposición de objetos y fotos antiguas
- Esta situado en una antigua edificación que en otro tiempo fue un banco que está suspendida sobre el Sil con vistas incomparables del río
El Mesón-Museo de Sobradelo (Carballeda de Valdeorras) está suspendido sobre el río Sil brindando unas vistas incomparables del cauce, el puente romano y parte de la localidad. Ocupa una edificación antigua que en otro tiempo fue un banco y, de hecho, aún conserva uno de los mostradores –caja del mismo, un inmueble con solera que también tuvo otros usos como el de tienda de telas. Este establecimiento hostelero es gestionado por Nicolás González Ribalonga, vecino natural de Casaio, que lleva en la sangre la cocina pues “nací prácticamente en un restaurante. Mis padres tuvieron un restaurante en Portugal pues mi madre procede del citado país”. Además, estudió en el Centro Superior de Hostelería de Galicia (Santiago de Compostela) para convertirse en cocinero de su propio negocio.
El Mesón-Museo lleva funcionando 14 años y su apuesta es la gastronomía tradicional. Concretamente, la especialidad de este mesón es el bacalao y carnes a la brasa o a la piedra. “Nos basamos mucho en la cocina tradicional. La idea nació teniendo en cuenta que hay una comunidad portuguesa muy amplia y decidimos apostar por ese plato. Ahora ya nadie tiene que ir a Portugal para comer el bacalao, lo servimos aquí. No obstante, también nos demandan mucho la carne”, indica Nicolás González.
El negocio brinda comidas y cenas a la carta pero también cuenta con distintos menús cuyos precios oscilan entre los 10 y los 26 euros. Los domingos cierra y el lunes por la tarde.
Nicolás González considera que habría que explotar más el turismo porque el entorno brinda muchas posibilidades. La mayor parte de sus clientes “vienen al mesón porque nos conocen o bien porque han visto el negocio en las redes sociales, para conocer el museo y también hay y gente de paso, principalmente los que van hacia Las Médulas”, expone. Pero también acuden al establecimiento transportistas extranjeros que acuden a las canteras a recoger pizarra, distribuidores y mecánicos de las empresas de extracción de la pizarra. “A muchas personas les encanta comer con las preciosas vistas del río que tiene el mesón”, dice.
Pero este establecimiento de Sobradelo es mucho más que un restaurante o una cafetería. Es también como su nombre indica un museo vivo de antigüedades que abarca desde teléfonos antiguos, entre ellos uno de la Primera Guerra Mundial y el primer modelo de telefonía móvil; radios antiguas, relojes, llaves, una lavadora del siglo XIX que dejó de funcionar en los años 30 e incluso un gramófono que funciona a la perfección. También una parte de la colección personal de cámaras de fotos antiguas pues Nicolás González es aficionado a la fotografía y una colección de fotos antiguas repartidas por las paredes de las dos plantas del establecimiento que recogen la historia de Sobradelo, pasajes de la vida de sus habitantes y hasta el retrato del primer dueño de la casa que ocupa el mesón a punto de lanzarse al agua desde el puente romano.
“Se expone una colección de antigüedades de mi padre y cosas que recuperamos de la propia edificación como el mostrador del banco. Cada año vamos rotando y ponemos cosas diferentes y los clientes, a veces, también nos entregan objetos muy antiguos para esta exposición permanente en el mesón”, explica Nicolás González Ribalonga.
Esta muestra es uno de los sellos más personales del Mesón-Museo de Sobradelo, abierto a todo el que quiera contemplarlo.
Algunas de sus ‘joyas’ en imágenes: