Cambalache
No fue Nostradamus, no fue un vidente, no utilizo runas ni bola de cristal. No acudió a oráculo alguno, ni a sesiones espiritistas.
Tampoco fue un sesudo sociólogo, ni conocía la psicología de masas. No conocía experimentos sobre comportamiento social.
Nacido en la cuidad de Buenos Aires en 1901, y fallecido en 1951, Enrique Santos Discepolo, fue un poeta.
Este tango fue escrito en el año 1935, sin embargo hoy vigente, «en el 2000 también».
El mundo fue y sera una porquería, ya lo se. En el quinientos seis, y en el dos mil también.
Que siempre ha habido chorros maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, valores y dobles.
Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldad insolente ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue,y en un mismo lodo todos manoseados.
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor. Ignorante sabio o chorro generoso o estafador.
Todo es igual, nada es mejor,lo mismo un burro que un gran profesor.
No hay aplazaos, ni escalafón, los inmorales nos han igualao.
Si uno vive en la impostura , y otro roba en su ambición, da lo mismo que sea cura colchonero, rey de bastos caradura o polizón.
Que falta de respeto, que atropellaba la razón,cualquiera es un señor,cualquiera es un ladrón.
Mezclao con Stavisky va Don Bosco y «La Mignon»,Don Chicho y Napoleón,Carnera y San Martín.
Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida.
Y herida por un sable sin remaches,ves llorar la Biblia contra un calefon.
Siglo veinte cambalache problemático y febril,el que no llora no mama y el que no roba es un gil.
Dale que va, dale nomas,que allá en le horno nos vamos a encontrar
No pienses más sentate a un lao,que a nadie importa si naciste honrao
Es lo mismo el que trabaja noche y día como un buey, que el que vive de las minas, que el que mata que el que cura,o está fuera de la ley.