«Hamdan bi Al Qasimi Al Nhayan , megaforrado». El mundo de las tarjetas personales. Especial Guisande en los Emiratos

Las tarjetas también valen para dar ánimos,  las mías ponen: «Sé positivo, es mejor»

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Normalmente no suelo llevar tarjetas personales y las que llevo… me las fumo. Como os lo digo, me las fumo, porque a veces compro picadura y por no llevar un sobrecito con filtros para hacer el cigarrillo, pues los hago con el cartoncillo ese donde pone cómo te llamas, el teléfono y otros datos que, en mi caso, creo que es por si me pierdo. Mi familia es que está en todo.

Pues no me digas por qué, en ese viaje a los Emiratos Árabes se me dio por hacer cien tarjetas y, joé, ni que fuera jugador de póquer… repartí que no veas: que si a este, que si aquel, que si al otro… para no tener un duro (como buen escritor que se precie) te lo juro que nunca abrí tanto la cartera ni tantas veces vi que era tan pobre. Si es que hay carteras que las carga el diablo.

Bueno, que me pierdo. Llegué a tener tal facilidad para sacar la cartera del bolsillo de la chaqueta, y luego con una suavidad alucinante, con dos dedos, retirar la tarjetilla y entregarla justo, pero justo justo a la altura la mano de quien me le pedía…

Al principio, lo reconozco, era bastante torpón; cogía una y la daba así, un poco a lo bestia, como cuando vas a la compra y te dan el pan, pero a los cuatro días… a los cuatro días lo hacía con una delicadeza, con una soltura, con un estilo… es más, hubo momentos en los que me empaté tanto que ya me daba lo mismo con quien hablaba, lo que quería eratarjetear, que me la pidieran, y si no lo hacía yo mismo me encargaba: «Toma, mi tarjeta», y una alegría interna, una felicidad, una satisfacción…

¿Curiosidad o idiotez?

Y además es curioso, porque añadía: «si un día necesitas algo…». Se puede ser tan imbécil que estés en los Emiratos Árabes, que te presenten a un jeque y le digas «si un día necesitas algo…», ¡¡¡ pero qué demonios va a necesitar él, qué va a necesitar por diooosssssss…!!!, ¡¡¡quién necesitas eres túúúú!!!!, ¡¡ pero yaaaaaa, só mamóóóónnnnn !!

Dios, este artículo no lo acabo. A lo que iba a, a ver si voy de una vez. Y es que los emiratos es el mundo de las tarjetas personales. Tú hablas con uno y, al poco tiempo.. ¡¡ toma tarjeta !!. ¿Y por qué tanta tarjeta?. ¿una costumbre árabe?, ¿una tradición?, ¿acaso un tic nervioso? (Disculpa, pensamiento personal: «joder, Guisande, así no me extraña que no acabes el artículo, como cojones va a ser un tic nervioso…).

Dos razones

Sigo. Pues por dos razones la tarjetas vuelan a diestro y siniestro: Una porque es tal el movimiento de negocios que hay, que entregándola ya sabes con quien estás hablando (o crees) y no pierdes el tiempo. Y otra, porque como todo el personal es de mogollón de países, es porque si conoces a un tal, por ejemplo, Hamdan bi Al Qasimi Al Nhayan, ponte tú a apuntar en un papel y que te deletree el nombre…

Empiezas con un: «¿cómo dijo?», dan las navidades y entre medias anotas ya nombre del hijo que tuvo la pareja mientras aún estás tú con… «dijo usted Nhaqué…».

La verdad que esto de las tarjetas es genial. No hay que andar con medias tintas, con esas frases con las que deduce que por lo que dijo se dedica a… no. Coges de tarjeta y lees: «Hamdan bi Al Qasimi Al Nhayan , megaforrado», ahorras tiempo y sobre todo dinero, porque de tanto abrir la cartera, te dices: «como siga así… ni pa tabaco».

 

Manuel Guisande

Manuel Guisande

Manuel Guisande

https://manuelguisande.wordpress.com/

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