Los depósitos estructurados
Si algo tienen las entidades financieras, es la mente preclara a la hora de diseñar productos para intentar captar el ahorro de los clientes, actuales o nuevos, pero sobre todo de adaptarse a las evoluciones del mercado y de la normativa legal.
Por eso, cuando esta semana el Gobierno manifestó su intención de limitar la cuantía del tipo de interés con la que se remunera a los depósitos tradicionales para evitar las ‘guerras por el pasivo’ y que entidades ayudadas por el FROB entrasen en ‘competencia desleal’ con el resto de entidades financieras no ayudadas, todos empezaron a pensar en cuáles serían las alternativas de inversión para los ahorradores que tendrían que poner en juego para captar el pasivo. Y parece ser que la respuesta se encuentra en los Depósitos Estructurados.
Y no se trata de productos recientes en el mercado, sino que llevan ya bastante tiempo en el. Son lo que muchos empleados de entidades financieras denominan como ‘hacer una estructura al cliente’.
Su característica principal consiste en que el dinero que el ahorrado deposita en la entidad, se divide en dos partes. La primera suele ir destinada a una imposición a plazo fijo a corto plazo (6-12 meses) con un tipo de interés llamativo por lo de su elevado importe. Mientras que la otra parte del dinero va destinada a un depósito referenciado a acciones (cotización de las acciones de Telefónica, Repsol, …) o a un índice bursátil determinado (Ibex, Eurostoxx,…). Esta parte está referenciada a largo plazo, por norma general a más de 18 meses.
La primer parte es a tipo fijo y nos da una rentabilidad elevada, mientras que la segunda tiene una rentabilidad incierta ya que no deja de ser un dinero invertido en renta variable.
¿Qué depósito escoger?
Claro está que la elección de un depósito estructurado u otro dependen del perfil del ahorrador, pero dado que este producto pertenece a un nicho de mercado al que se moverán clientes con depósitos tradicionales, consideramos que para este perfil de ahorradores lo mejor será optar por un depósito cuya parte destinada a una imposición a plazo fijo (sin riesgo) sea mayor.
Hay depósitos estructurados que destinan la mitad del dinero a cada tipo de inversión, y de ahí la parte destinada al depósito referenciada va disminuyendo hasta encontrarnos ahora en el mercado con alguno de estos productos que ofrece el 90% del dinero va a la imposición y el 10% referenciado a variable.
El porcentaje a escoger dependerá de cada ahorrador.
No obstante hay algunas entidades que la parte referenciada garantiza el 100% del capital al vencimiento, con lo cual, en el peor de los casos, la rentabilidad será la obtenida exclusivamente en la imposición a plazo fijo, ya que la obtenida en la parte referenciada sería nula.
Otro factor interesante para elegir el tipo de depósito estructurado es el de a que se referencia y las condiciones que tiene esa referenciación. Puede ser a una acción en concreto, puede ser a un índice bursátil. Por norma general las entidades financieras se cuidan muy bien y referencian a acciones de valores consolidados e índices bursátiles muy conocidos en el sentido de que pueden controlar bien su evolución. Eso no implica que la parte referenciada de pérdidas con lo cual reduciría la rentabilidad obtenida en la parte a plazo fijo (A no ser que el capital esté garantizado como ya indicamos antes).
En definitiva, se abre un abanico de opciones donde el ahorrador deberá de valorar 3 cosas:
- Porcentaje destinado a cada parte y plazos de los mismos.
- Posibilidad o no de perder parte del capital en la parte referenciada.
- En qué valores o índices se referencia.