Luar na Lubre en Buenos Aires

Drusila

Drusila

Llovió todo el día, pero, a la hora de inicio del concierto, las nubes se abrieron y el resplandor de la luna se derramó, no sobre un bosque sagrado de druidas, lo hizo sobre una mole de hierro y cemento, Buenos Aires.

Esta ciudad recibió tres horas de magia pura, invocada por Luar na Lubre.

Apenas abiertas sus puertas el teatro se llenó, no todos los espectadores pertenecientes a la comunidad gallega, al contrario, más de dos tercios sin lazo alguno con esa tierra.
Luar na Lubre nos mostró la quinta esencia de Galicia. Y fue tan potente que la ciudad fuera del teatro desapareció, los espectadores, vaya a saber por cual encantamiento, fuimos trasladados a otro mundo, hipnotizados por la cascada de música y energía que desde el escenario se derramó.

Bieito Romero, como un antiguo bardo, relato con claridad docente las historias detrás de cada canción, a quienes las conocíamos y a quienes no.
Nos llevo de su mano a presenciar leyendas de milesios, navegamos por el Mar Maior, fuimos por rías y forestas, por sones del aire, canciones de taberna, Santiago bajo la lluvia, la tragedia de un barco partido sangrando petróleo, fiestas populares. ¿Cuál fue la canción más hermosa?, TODAS.

Y así recibimos el impacto de puro talento que esos músicos lanzaban con alegría, dando el en medio del pecho de todos, gallegos o no.
Las tres horas parecieron apenas unos minutos, al finalizar, el teatro entero se puso de pie para ovacionar largamente a Luar na Lubre, igual, todo fue insuficiente para retribuir lo que ellos dieron.

la foto

Fin del ensueño, no fue fácil volver a las calles de Buenos Aires, que seguía allí, fría húmeda y más feroz que nunca, como fastidiada de que algo tan bello haya sucedido en sus fauces.
Cada uno de nosotros nos marchamos a paso lento, con la certera sensación de haber estado un rato en otro lugar, donde toda magia es posible.
«Galiza estes teus fillos son unha maravilla, coídaos»

También te podría gustar...