Unidos por una búsqueda

  • Por María Parente Mariño y Roberto Carlos Mirás

«Nosotros en general, hemos escrito, por que nos lo han pedido. Nos parece que hay muchos libros. Nunca,  hemos creído, que tengamos que ser nosotros, los que tuviéramos que decir la última palabra. Tanto María como yo, por una serie de circunstancias, nos hemos visto envueltos, en una situación, donde por amigos más o menos cercanos, nos han dicho: ¿por qué no escribís? Todo lo que nos estáis contando, por que no lo ponéis, en un libro. Y así fue como empezamos»

Quien así habla Germán Ancochea, es economista y como a él le gusta recordar, ha escrito algún libro que otro de economía. En un periodo recalca – anterior de mi vida -. Actualmente, está casado con María Toscano, Catedrático de Filosofía en el Instituto «Isabel la Católica» y profesora de Filosofía en los cursos de Teología para  postgraduados de la Universidad de Comillas. Ambos son autores de,  «Introducción al simbolismo del número, Iniciación a la Iniciación, Místicos neo-platónicos y neo- platónicos Místicos, o ¿que decimos cuando decimos Dios?»

                                (Ediciones obelisco)

 

«Tenemos una creencia- comienza  Germán -, creemos en Dios y creemos en el hombre. Son dos caras de una misma realidad. Dios y Hombre, algo que existe, y que las diversas tradiciones, lo han manifestado. Nosotros – como le digo -, en el mundo en que estemos, creemos en Dios. Le contaba hace poco a una amiga,  que, estando un día en el Tíbet (sonríe), cuando nos íbamos a la India, vimos a un viejo Sij, como yo llevo barba- nos preguntó: ¿sí, pertenecíamos, a la religión Sij? Le contestamos nuestro pensamiento: ¡aquí sí!»

– Le pido una aclaración: ¿que quiere usted decir?

– Nosotros creemos en esa realidad y adoramos de acuerdo a como se hace en todas las culturas. Somos de formación cristiana, creemos por tanto en Jesús de Nazaret. Él, Jesús de Nazaret, expresa muy bien, precisamente, esa relación Hombre – Dios, a lo que todo hombre esta llamado.

– Me asaltan las dudas. Mi cabeza no comprende. Vivimos en un momento en que se utiliza la palabra Dios, para todo. Incluso intentan que confundamos, la palabra Islam, con fanatismo, nos hablan de terrorismo. ¿Utilizamos el nombre de Dios en vano?

– ¡No, en vano no! Si fuese en vano. Sería mucho menos malo. Se utiliza sacrílegamente, para matar a Dios. En nombre de Dios, se mata a Dios, por hay que pensar, que no hay hombre sin Dios, ni Dios sin Hombre. Matar en nombre de Dios, a un Hombre, no es mas que una blasfemia. Hablamos más de una vez de matar en nombre de Dios al mismo Hombre.

P- Estamos rodeados de libros. La Bhagavad -Gita, El Corán, Las Upanisad,  La Biblia.  Podemos aprender de todos. ¿Cómo esta el mundo?

R- Nos levantamos por la mañana y cuando vemos a alguien en huelga decimos: ¡Dios Mío! Al acostarnos, miramos al cielo estrellado y decimos: ¡Dios Mío! Al ver el periódico decimos: ¡Dios Mío, llevándonos las manos a la cabeza! Por una parte vemos a un mundo tremendo, cruel, desvergonzado en su crueldad. ¿Cómo puede ser? – nos preguntamos. Que un señor Bush (está conversación fue realizada hace unos años) y el vicepresidente de los Estados Unidos, cuyas empresas privadas, suministran al ejército -me explico -, cuando el ejército norteamericano mueve los alimentos, se los compra a una compañía, que pertenece el presidente de los Estados Unidos.

P- Y además está la guerra…

R-  A eso iba, no se puede permitir que Irak incumpla las resoluciones de la ONU. Pero si, se puede permitir que las incumpla el sionismo, digo sionismo, pues Israel tiene todos mis respetos, pero los sionistas no.  Nos encontramos – como le digo -, en un mundo terriblemente cínico. Al mismo tiempo es alentador que  por nuestras conferencias y cursos, pasan personas, que nos preguntan muchas cosas.

              

                ¿Qué decimos cuando decimos Dios?

 

P- Nos preguntamos muchas cosas: el hombre, quiere, debe, descubrir… ¿Qué os preguntan en vuestros cursos?

R-  El hombre, siempre tiene una gran salida.

P- ¿Usted cree- le corto un momento? A lo que me responde enseguida.

R- Es una pregunta muy gallega, pero no es que yo no lo crea, sino que yo lo constato. Dimos un curso, sobre nuestro libro: ¿Que decimos cuando decimos Dios? Era los sábados por la mañana, hasta la una o dos de la tarde, dependiendo un poco del coloquio. Asistieron unas cien personas, y había chicos y chicas de unos dieciséis años, iban con una cara de sueño, pero iban al curso. De personas muy conservadoras, a personas esotéricas. Juntos fuimos capaces de descubrir algo más de ese misterio.

P- Después del curso…  De vuestros libros. ¿Que os suelen preguntar?

R- Es una contestación muy rápida. Suelen preguntar por todo. Preguntan muchas veces por la experiencia.

Mientras hablamos, María permanece en silencio, escuchando.  Germán habla con soltura, sabe de lo que esta hablando. Se les ve muy compenetrados en este instante, Germán cede la palabra a María.

-Roberto, nosotros somos un matrimonio normal. Mi marido como ya sabes es economista, y yo soy profesora de Filosofía. Nos hemos encontrado en una especie de camino, en el que nuestra experiencia externa nos ha llevado a buscar, de una manera muy simple. Nuestros libros, conferencias y artículos son producto de eso. En nuestra vida, como puedes ver, nos hemos encontrado con personas de una gran valía espiritual. Hemos conocido, en el campo del sufismo a personas muy validas, nos hemos encontrado con Raimon Panikkar (Panikkar Bielawski. Una biografía. Traducción Jordi Pigem. Fragmenta Editorial) nuestro gran amigo, pues llamarlo gurú, sería traicionar lo que él dice.

                                                                                        Y EL HOMBRE

 

P- María ¿y el hombre?

R- Nosotros estamos viviendo un momento convulso grande. El hombre que – tú me preguntas, está pasando por un momento de transformación. Dentro de algunos años, el Hombre tendrá una visión de sí mismo, de la Divinidad distinta a la que tenemos ahora.  No hay unión ni desunión, existe la ruptura.

P- En un mundo como el nuestro ¿son buenas las rupturas?

R- Son muy buenas. Significan crecimiento, avance. Sí la niña no se desarrolla, no crece, y si la adulta no crece se queda hecha una adulta sin crecimiento. El hombre pasa por momentos de cambios muy fuertes. Nos encontramos en un momento de cambio.

P- ¿Alcanzara algo la religión?

R- El papel que tiene que tener, el papel interior. A veces es como un juego. Para que nazca lo interior tiene que romper lo exterior. Duele mucho.

– Germán introduce otro elemento en la conversación.

– No habrá paz en los hombres si no hay paz en los corazones. Ahí es donde las religiones tienen mucho que hacer. Las religiones establecidas se juegan mucho en su estructura, ese es el cambio que tienen que dar.

P- Pero,  María – le pregunto: ¿hay que cambiar las estructuras, es necesario?

R- En casi todas las religiones. Actualmente lo que hacen es convencer a sus seguidores, de su unicidad, de su verdad, frente a la experiencia universal del Hombre. O nos lleva al fanatismo o nos lleva a la separación. Es un momento de cambio. Va a cambiar inexorablemente en la medida en que el Hombre crezca. Hablar de una religión separada del Hombre no tiene sentido. El día en que el Hombre cambie, cambiará ese proceso.

                                                                                                  LA MUJER

 

P- ¿Y la mujer?

  • Ahora, dentro de unos días, va a salir un libro ‘Místicas sufíes’ que hemos preparado Germán y yo. Un libro que es el resultado de unos artículos y unas conferencias que dimos aquí en Madrid. No porqué seamos- feministas-, sino porqué creemos que la Mujer, ha realizado una gran aportación a las religiones.

P- ¿Hay mucho desconocimiento?

R- Hay místicas en el Islam, místicas en el Cristianismo de una profundidad tremenda. Nos hemos fijado en la actitud mística, en la actitud de la experiencia. Entendemos por femenino, lo magnético, lo que atrae, lo que se recibe. Y eso se encuentra en todas partes.

P- ¿María, a que crees, que es debido que la mujer ocupe un lugar secundario sobre todo cuando hablamos de la Iglesia Católica?

R-  La historia del Hombre no se puede separar de las ideas de las grandes religiones. El Hombre ha cometido el error desde hace mucho tiempo de creerse que tan solo existe una parte de la Humanidad, la masculina. La Humanidad es femenina y masculina y hasta que esas dos partes no funcionen a la vez no alcanzará el grado de desarrollo.

P- ¿Que está pasando?

R- Estamos iniciando la historia de la Humanidad. Es el desarrollo masculino y femenino lo que hará que lleguemos al desarrollo total del Hombre. Nosotros estamos iniciando un largo camino. Nos encontramos en un principio. Lo masculino y lo femenino formarán parte total del Hombre y en ese punto será cuando el hombre y  la mujer funcionen a todos los niveles. En la vida, en la religión, en todo.

P- ¿Llevará tiempo?

R- Me responde rápidamente: es que dos mil años no son nada en la Historia de la Humanidad, Roberto. Hablamos de una historia hecha por hombres y llevada por hombres.

– Interviene Germán: Un elemento claro de los derechos civiles de la mujer, fue la Revolución Francesa.

–  A lo que María aclara: Estamos hablando sobre todo, a partir del siglo XVI.

 “La mujer – habla Germán -, pierde el derecho a heredar, el derecho a tener bienes desde el punto de vista civil, con la Revolución Francesa. Por lo tanto, las Iglesias no son tan distintas de sus culturas”

P- ¿Que ha tenido la mujer, María?

R-  La mujer siempre ha tenido sus experiencias no las mismas pues somos específicamente diferentes. Yo me coloco, por la diferencia no por la igualdad. No quiero ser igual al hombre para nada. Quiero ser mujer. No quiero parecerme a  ningún hombre nunca. Quiero vivir mi experiencia mística.

P- ¡La mística! ¿No es algo complicado?

R- Ni es fácil ni es difícil. Al hablar de una experiencia mística estamos hablando de una experiencia profunda que se da en el interior del Hombre. Hacen falta dos polos: el corazón del hombre que se prepara para recibirla y esa otra cosa que viene de fuera en la que se con juega esa experiencia. El Hombre no podría vivir sin eso.

P- ¿Que piensa Germán?

R-  Es una cosa tan natural como respirar, el Hombre, lo necesita para ser Hombre. A nosotros nos han puesto una zanahoria como al burro delante para que vayamos viendo pero con poca visión. Mientras que el Hombre no se quite la careta no será capaz de ver más que la zanahoria.

–  Quiero puntualizar – habla Germán-, Roberto,  las religiones le tienen miedo a la mística.

P- Germán, ¿qué quieres decir?

R- El místico es un ser vivo por lo tanto poco dominable por las instituciones. En el sufismo, por ejemplo, han crucificado a más místicos que en cualquier otro sitio.

– Aclara María: Lo que quiere decir Germán  es que un hombre de experiencia tiene más fuerza que una persona que se deja llevar por una creencia obligada. Cualquier religión seria sabe que los místicos son personas sospechosas. El místico, siempre puede tener algo profundo dentro de sí mismo.

P- Germán…  No, tan solo decir, que la experiencia mística no es algo que esté al alcance de todo hombre sino que es imprescindible para todo hombre. Eso es lo que las religiones en general no propician. Propician las creencias pero no la experiencia.

R- Llega un momento – habla María -, en que aquel, que ha trabajado mucho sobre Dios, ya no sabe qué decir.

 

                                            Semblanza

 

Cerrando el año y comenzando otro por lo que han podido leer nos ha parecido sumamente interesante reproducir esta conversación realizada ya unos años. Entre María Toscano y  Germán Ancochea Soto. Germán falleció un 2 de abril de 2013 sirva esta publicación como un reconocimiento a una persona lúcida y vital. Junto a su esposa publicaron varias obras en Editorial Obelisco entre las cuales cabe citar: «Iniciación a la Iniciación, ¿Qué decimos cuando decimos Dios?, Mujeres en busca del Amado» así como un trabajo de colaboración con Raimon Panikkar, traduciendo alguna de sus obras. 

  • Por Maria Parente y Roberto Carlos Mirás

Roberto Carlos Mirás y María Parente. Autora: Sole Morais Vicente

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