Alejandro Valderas: “lo novedoso de los hallazgos de La Tebaida es la presencia del culto a Egeria”

  • El historiador destaca el interés práctico para actualizar el BIC y el interés científico de los vestigios
  • “El descubrimiento va a repercutir sobre el desarrollo turístico y el Ayuntamiento abrirá dos rutas de senderismo nuevas”

 

La Tebaida berciana, tierra de monjes, monasterios y anacoretas, que llegaron a este mágico lugar de Ponferrada, en la provincia de León, hace cientos de años, encierra  “tesoros” arqueológicos de otro tiempo bajo su frondosa  vegetación y tierra, rodeada de un silencio sepulcral que fue roto el pasado mes de abril por el “grito” de las llamas de un incendio que arrasó 1.300 hectáreas.

El fuego aniquiló masa forestal de gran valor medioambiental y dejó al descubierto el “escondite” de vestigios medievales que se relacionan con los despoblados de Santa Euchería y Santa María de Castrillo, datados entre los siglos X y XIII.  Se trata de terrazas agrícolas, bancales y muros de contención que podrían corresponder a edificaciones, monasterios o iglesias. Son estructuras en una zona situada entre las localidades de Manzanedo de Valdueza, San Cristóbal, Peñalba y Bouzas. Todo un hallazgo por accidente que llevó al propio concejal de Medio Rural, Iván Alonso, a calificar la Tebaida como una posible “Atapuerca medieval”.

 

El descubrimiento, que abre una nueva vía para la investigación, se atribuye al investigador Alejandro Valderas Alonso, que contó con la colaboración del arqueólogo Fernando Muñoz Viñarejo.

Alejandro Valderas trabaja como archivero en la Universidad de León, es doctor en Historia y autor de numerosas e interesantes publicaciones. Lleva largos años investigando temas relacionados con el pasado arqueológico e histórico de la provincia de León, entre ellos las rutas romanas y calzadas desde Páramo (La Bañeza), pasando por el Bierzo y la vecina comarca de Valdeorras; rutas de montaña que se empleaban para el transporte de oro, cereales y vino, entre  otros productos.

Valderas explica que sí había indicios de la existencia de los hallazgos de La Tebaida, “pero imposibles de localizar ni ubicar bajo la espesa vegetación. El incendio reveló este hallazgo. Fue una gran sorpresa. Una cosa es que aparezca en un pergamino y otra, sobre el terreno”. 

El investigador señala que el proceso para la catalogación, conservación y puesta en valor de los restos suele ser muy largo. Recuerda que la Ley determina que cuando se halla un resto arqueológico hay que dar parte a la Junta Autonómica, en este caso de Castilla y León, y “nosotros ya se lo comunicamos en su día”.  Además, añade, la obligación de la Junta es recibir la documentación y visitar la zona, “algo que ya hizo”. También es necesario que “se incluya en la Carta Arqueológica (que está incompleta) pues la Tebaida está declarado Bien de Interés Cultural (BIC)”.

Saber su valor con exactitud, corresponde ya  a los científicos. Y, además,  requiere medios especiales y costosos desde el punto de vista económico para los que no siempre hay financiación. “Muchas veces se apuntan los hallazgos de forma preventiva en la Carta Arqueológica y nada más. No siempre hay excavación de lo que se ha anotado”.

 

En definitiva, hasta ahora se han realizado las visitas al terreno, acopio de la documentación histórica, la toponimia, y, en este momento, “estamos con la planimetría: poner sobre el mapa un montón de puntos, ríos, calzada, resto de las edificaciones etc. Falta una prospección arqueológica (un grupo de personas recorre la zona anotando si encuentran algo que se pueda datar) y ver si es viable la aplicación de otros medios como georradar, drones etc”, cuenta Valderas.

Para el investigador, el interés del hallazgo es práctico y científico. “La aportación más valiosa de este descubrimiento es que se contribuye a hacer la Carta Arqueológica. Además,  hay que tener en cuenta que los expedientes administrativos del BIC están sin terminar, pese a que se iniciaron en 1965, y es preciso rehacerlo:  nueva ficha para  señalizar, plano actual y decir qué está protegido y qué no. Se está en ello. Toda nuestra labor va a ser útil”; una labor que Valderas realiza de forma altruista y voluntarista  con el afán de contribuir a  desenmarañar la madeja de cada uno de los vestigios hallados.

 Desde el punto de vista histórico, afirma que lo más novedoso es que “se identifica la presencia de un culto a Egeria, de un monasterio de Egeria. Esto es una gran novedad”.

Santa Eucheria aparece documentado en escritos del siglo XIII y se fundó en honor a la escritora griega del siglo IV Egeria, autora de la primera obra en latín vulgar y a la que se relaciona con San Valerio, fundador de otro monasterio en la zona.

Alejandro Valderas destaca que el Ayuntamiento de Ponferrada tiene mucho interés en saber qué hay e incluso se ha comprometido a invertir fondos para la dotación de medios en la investigación del hallazgo.  Además, vigilará que no se causen daños en la zona a la hora  de la limpieza y desbroce en el monte.

A raíz del descubrimiento, el Ayuntamiento, concluye Alejandro Valderas, tiene previsto abrir dos nuevas rutas de senderismo, con la limpieza de calzadas, fuentes y patrimonio. De modo que “este descubrimiento va a repercutir de forma directa sobre el desarrollo turístico del enclave”, apostilla.

 

  • Más información:

Publicación de Alejandro Valderas en el número 38 de la revista Argutorio.

SANTA EUCHERIA: UN NUEVO ABADENGO EN LA TEBAIDA BERCIANA AVANCE DE UNA INVESTIGACIÓN   Ver aquí

 

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